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Estimado
lector, acérquese, aquí ando ahogándome entre libros,
sumergiéndome entre las aguas de la filosofía, el alcohol de la
poesía y anclándome con la realidad, en algunos casos, de la
narrativa. Me acordaba, precisamente, del viejo Papini.
¿Qué, no lo conoce?
Es el autor de Gog.
¿Ni siquiera así?
Mire, estimado lector, páseme ese libro, sí, ese mero, el de la
mujer desnuda. Es Trópico de cáncer, del delirante Henry
Miller. Déjeme buscar un poco...Aquí está, mire, escuche esto:
“Necesitaba algo para reconciliarme conmigo mismo. Anoche lo
descubrí: Papini. No me importa que sea un patriotero, un beato o un
pedante miope. Como fracasado es maravilloso...
“Los libros que ha leído...¡a los dieciocho años! No sólo
Homero, Dante, Goethe, no sólo Aristóteles, Platón, Epicteto, no
sólo Walt Whitman, Edgar Allan Poe, Baudelaire, Villon, Carducci,
Lope de Vega, no sólo Nietzche, Schopenhauer, Kant, Hegel, Darwin,
Spencer, Huxley...no sólo eso sino también todos los autores de
poca monta”.
¿Verdad que es impresionante, estimado lector? Y uno devorándose en
la adolescencia libritos de Stephen King.
Continúa Miller: “Eso en la página 18. Alors, en la página
232 se derrumba y confiesa. No sé nada, reconoce. Conozco los
títulos, he compilado biografías, he escrito ensayos críticos, he
calumniado y difamado...Puedo hablar durante cinco minutos, o cinco
días, pero después me agoto, quedo exprimido y seco”.
Giovanni Papini es un autor italiano de cuento, filosofía, y de dos
libros muy peliculares, que bien pudiéramos clasificar como libros
de viajes ficticios. Su biografía es impresionante: de niño es
bautizado a escondidas de su padre por su familia, ya que su padre es
ateo. Al crecer, se mete de contrabando, él que asegura nunca
haber tenido infancia, se mete de contrabando a la biblioteca privada
de su padre: “Uno de los momentos más extraordinarios de mi vida
fue cuando tuve pleno derecho sobre la biblioteca de mi casa. La
biblioteca de mi padre consistía en una rústica cesta de viruta y
dentro de ella un centenar de volúmenes, poco más o menos...Leía
aquí y allá; descifraba, no siempre comprendía; me cansaba; volvía
a probar, agitado siempre de impaciente arrebato cada vez que me
acercaba a aquellos mundos de la poesía, de la aventura y de la
historia”(de su autobiografía Un hombre finito). Más tarde un
compañero le hablaría de las bibliotecas públicas y sería ahí,
estimado lector, donde la pasión de Giovanni Papini por el saber
alcanzaría su punto crítico.
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Mire,
estimado lector, páseme ese libro también, sí, ese de Juan José
Arreola. Lea: “Soy autodidácta, es cierto. Pero a los doce años y
en Zapotlán el Grande leí a Baudelaire, a Walt Whitman y a los
principales fundadores de mi estilo: Papini y Marcel Schwob junto con
medio centenar de otros nombres más y menos ilustres...”.
Muchos de los textos de Arreola tienen las características básicas
de los cuentos de Giovanni Papini: ideas extrañas, bizarras, a veces
algo surreales, muchas veces sustentadas filosófica, histórica o
periodísticamente. Hasta Arreola tiene un cuento sobre Papini,
llamado El último deseo.
Pero decir que los cuentos de Giovanni Papini son extraños, bizarros
o a veces surreales no da ninguna idea, ¿o usted qué piensa,
estimado lector? Mejor sería, en dado caso, platicarle de algunos
cuentos, de los cuales los de su juventud están depositados en un
libro con un título poderoso: Palabras y sangre.
Un hombre miserable se acerca a un escritor para, previa paga,
entregarle su vida y futuro a este, con la condición de que el
escritor decida la futura trama de esta, que tome sus decisiones por
él, y se vuelva el hombre de su propiedad para hacer la vida del
hombre miserable más interesante. (El hombre de mi propiedad) Un
multiasesino, una mañana, siente culpa por todos sus crímenes y
decide encerrarse en una torre durante más de 10 años. (El
prisionero de sí mismo).
Una mujer, escritora, teme por su vida ya que los destinos funestos
que pone a sus personas empiezan a ocurrir, tras escribirlos, en su
propia vida. (Esperanza)
Cuatro perros, comandados por un escritor anarquista, matan a un
hombre rico que tiene asolada una campiña. (Cuatro perros hicieron
justicia)
Un hombre se busca a sí mismo, tras perderse en un baile de
disfraces. (El hombre que se perdió a sí mismo).
La mayoría en primera persona, los protagonistas de Papini suelen
ser ácidos, sin pelos en la boca, y con una valentía hasta para
revelar el lado más obscuro de su alma. Así como los de mi compadre
Ed Poe.
Estos textos son el inicio de la juventud atea de Giovanni Papini,
tras descubrir la literatura universal. Tras descubrir la biblioteca.
Al final de su vida terminaría realizando un bunche de libros
religiosos, al volverse súbitamente cristiano (La historia de
Jesucristo, El diablo).
Sin embargo, serían dos libros escritos en plena madurez los que lo
incluirían en esta lista, mi estimado lector, dos libros frutos del
conocimiento y la erudición: Gog y El libro negro.
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Escuche estimado lector: “Satán será liberado de su cárcel y
saldrá para reducir a las naciones, Gog y Magog...”, es un
fragmento del Apocalipsis y es, al mismo tiempo, el epígrafe de Gog,
de Giovanni Papini, el primero de dos libros cuyo personaje principal
es un millonario llamado Gog.
“Me avergüenza decir dónde conocí a Gog: en un manicomio
particular”, inicia el libro Papini, fincando una realidad alterna
en donde él, Giovanni Papini, conoce a Gog, un millonario que viaja
por el mundo, al visitar a un poeta en el manicomio; en unas cuantas
páginas de este prólogo, Papini va cimentando para el lector una
relación ficticia con este millonario, hasta que culmina cuando Gog
abandona el psiquiátrico dejándole una pila de escritos a su
consideración.
“No se trata, como el lector verá, ni de un libro de memorias, ni
mucho menos de una obra de arte. Se trata, me parece, de un documento
singular y sintomático: espantoso, tal vez, pero de un cierto valor
para el estudio del hombre de nuestro siglo”, señala Papini.
Y esa es la mejor descripción tanto para Gog, como para El libro
negro, la continuación. Ámbos libros están compuestos por
artículos, si Gog hubiera vivido en la época moderna seguramente
sería un bloggero con muchos followers, artículos que hablan desde
trabajos literarios ficticios como un libro póstumo de Tolstoi, o un
poema pérdido de Walt Whitman, de William Blake; pasan por
entrevistas, entrevistas tan extrañas como el entrevistado, a
personajes de la talla de Henry Ford, Sigmund Freud, Hitler, Aldous
Huxley, Lenin, Molotov, y hasta una entrevista surrealista a Salvador
Dalí; hasta personas que se acercan a Gog para pedir financiamiento,
para desarrollar un nuevo tipo de cirujía llamada la cirugía moral,
que les financie una obra o proyecto, para venderle algo, como un
hombre que le ofrece venderle un fantasma, o cuando reflexiona sobre
la política, la religión, la literatura, y la filosofía desde su
punto de vista eminentemente misántropo.
Tras esos libros, en la última etapa de su vida, Giovanni Papini
pasó de ser el ateo revolucionario italiano por excelencia, a
descubrir el cristianismo y sumergirse hasta el fondo de los dogmas
religiosos; llegando a escribir libros como Historia de Cristo y El
diablo; este último de especial atención, ya que es un estudio, muy
interesante hasta para los no religiosos, estimado lector, sobre la
figura del diablo en la literatura, la música y la pintura, además
de en los mismos textos religiosos, sobre las diversas versiones de
por qué ocurrió la caída, sus seguidores, y demás; centrándose
en la tesis de que lo que puede salvar a la humanidad es perdonar al
diablo, con amor cristiano y redimirlo así de todos sus pecados.
Peculiar escritor fue Giovanni Papini, ¿no cree, estimado lector?
Bueno, ahora póngase a leer, en lo que yo me concentro en mi
lectura.
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