De
los escritores del boom latinoamericano, los más olvidados son
Ernesto Sábato y José Donoso; al mismo tiempo, los de los temás
más siniestros y complejos. La vida misma de Ernesto Sábato, recien
fallecido el año pasado a los noventa y nueve años, deja perplejo a
cualquiera: estudió fisico-matematico en la universidad de la Roja,
Argentina, trabajó en el laboratorio Madame Curie en París, y dejó
el mundo de ciencia y de luz para arrojarse al mundo de sombras de la
literatura. Entre la publicación de cada una de sus novelas hay
quince años de diferencia. A mediados de los ochentas, fue juez en
el esclarecimiento de los desaparecidos en los sesentas, por la
dictadura militar. Su primera novela, un delgado libro títulado El
Túnel, es su trabajo
más conocido, aunque aparte tiene otros dos libros: Sobre
héroes y tumbas y
Abaddón, el
exterminador:
tres historias conectadas por personajes, ciegos y un Buenos Aires
menos relacionado con la pampa y los guachos, que con la moda, la
revolución ideologica y la literatura.
Sobre héroes y tumbas,
su segunda novela, es la más consagrada de este autor. El libro abre
con la tragedia: una nota policiaca de media página nos precisa que
una chica llamada Alejandra dió cuatro disparos a su padre, hechó
gasolina e incendió la mansión decaida y abandonada que era la
última morada de su familia, los Vidal Olmos. Durante la
investigación, en el apartamento de su padre es descubierto un
escrito títulado “Informe sobre ciegos”, el manuscrito de un
paranoico cuyo contenido, sin embargo, arroja importante luz sobre
las razones de Alejandra para incendiarse junto a la casa en que
creció en lugar de destinarse uno de los disparos que restaban en el
revolver.
Tras esta información se nos presenta a Martín, un joven que ha
abandonado a su hogar y a sus padres, un pintor deprimente escondido
en un taller en fondo de la casa y una mujer que constantemente le
recuerda que Martin nació aunque intentó abortarlo, y recorre
Buenos Aires sin rumbo fijo, arrastrado por el desasociego. Este
vagabundeo culmina en su encuentro con Alejandra, meses antes de la
tragedia, una joven misteriosa y problematica que, emulando a los
cuentos de hadas, es al mismo tiempo el dragon cautor y la princesa
cautiva.
Entre largos monologos y escenas absurdas y siniestras, Martín irá
relacionandose con el mundo decadente y enloquecido de la familia
Vidal Olmos, una vieja familia descendiente de militares que pelearon
la guerra civil; mientras su vida personal es pisoteada por el
temperamento caotico de Alejandra, y la enfermiza relación amorosa
que inician.